Definición
El Sobrecrecimiento Bacteriano o SIBO (del inglés Small Intestinal Bacterial Overgrowth) consiste en el crecimiento exagerado de bacterias en el intestino delgado. Es decir, las bacterias han proliferado fuera de su lugar habitual, el intestino grueso. No necesariamente se trata de bacterias “malas” ni de ningún tipo de bacteria rara de la que te hayas contagiado, ya que el SIBO no se contagia, así que quédate tranquilo y no huyas despavorido si algún conocido tuyo lo padece. Estás a salvo.

Bromas aparte, para que te hagas una idea de la cantidad de bacterias de la que estamos hablando, en el intestino delgado de una persona sana debería haber alrededor de 10ᶟ microorganismos/ml o menos. Sin embargo, en una persona con SIBO ese número puede sobrepasar los 10⁵ – 10⁶ microorganismos/ml, según un estudio publicado en The American Journal of Gastroenterology que analizó el contenido del intestino delgado de 63 pacientes, obtenido por aspiración.
Consecuencias
Este problema nos ha hecho la vida imposible a muchos (lee aquí mi historia con SIBO), dada la diversidad de síntomas molestos que produce. Además, es fácil confundirlo con otras patologías como el SII (Síndrome de Intestino Irritable). No es infrecuente que las personas que padecen esta patología, y hablo por experiencia propia, hayan pasado por infinidad de médicos y hayan tenido que investigar por su cuenta hasta que obtienen el diagnóstico de SIBO (a mí me llevó 4 años).
Esto puede acabar con nuestras fuerzas, tanto físicas como mentales. Sobre todo cuando nos encontramos con profesionales de la salud que, por falta de información, achacan nuestros síntomas a un trastorno de ansiedad o depresión. Y más aún cuando nos han hecho otras pruebas y no ven nada significativo en ellas. Seguro que muchos de los que estáis leyendo esto sabéis a lo que me refiero. Si a todo ello le sumamos la incredulidad que surge muchas veces en el ámbito familiar, todavía se nos hace más cuesta arriba.