Hoy vengo a hablaros de los alimentos antiparasitarios, un tema que me habéis pedido bastante en Instagram y por privado. ¿Qué alimentos es mejor comer cuando tenemos parásitos? O, dicho de otra manera, ¿cuáles son los alimentos, si los hay, que podrían reducir su presencia? La conclusión a la que he llegado tras buscar estudios es que no hay suficiente evidencia científica que avale este tipo de alimentación como forma de TRATAMIENTO de la parasitosis. En los casos en los que he encontrado estudios, muchas veces estos se hicieron en animales o para unos pocos parásitos determinados (del mismo modo que un antibiótico no funciona igual para todas las bacterias, no todos los alimentos “funcionarán” para todos los parásitos).
A eso tenemos que sumarle el hecho de que, en muchos casos, no es el alimento en sí lo que se ha testado, sino su extracto o aceite (no sería lo mismo comerse un pomelo que utilizar el extracto de las semillas del pomelo). Aún así, en ocasiones, la fruta, especia o planta entera tiene componentes en común con el extracto, aunque en menor medida, por lo que podríamos extrapolar los resultados al alimento entero y suponer que este tendrá también un efecto antiparasitario, pero menor.
Entonces, ¿quiere decir esto que no existen los alimentos antiparasitarios? ¡NO! Simplemente debemos ser conscientes de que hace falta investigar más. Hay alimentos para los que existen más estudios que otros. Por ejemplo, el ajo es uno de los que mejores resultados ha demostrado, no solo frente a parásitos, sino frente a hongos y bacterias.
“¿Y qué pasa si tenemos SIBO e intolerancia a la fructosa?” Pues que, probablemente, no lo toleremos. No pasa nada, tenemos muchas alternativas y podemos ir probando qué tal nos sienta cada una. A continuación os dejo una lista de alimentos con supuestas propiedades antiparasitarias y que son fáciles de encontrar en los supermercados:
SEMILLAS DE CALABAZA
Son ricas en zinc, magnesio, fósforo, omega 3 y 6, vitaminas, ácido fólico, tocoferoles y muchos otros antioxidantes, pero el componente al que se le atribuye el efecto antiparasitario es la CUCURBITINA. ¿Ideas para tomarlas? Tal cual, en crudo (si queréis, podéis “desactivarlas” antes tostándolas o remojándolas para reducir la cantidad de antinutrientes), solas como tentempié, molidas y añadidas a una crema de verduras o a un batido. También podéis hacer mantequilla del fruto seco si tenéis una trituradora potente y usarla como más os guste.
GRANADA
Contiene polifenoles (taninos como la punicalagina y el ácido elágico, y antocianinas). Aunque podemos consumir el zumo, se recomienda consumirla entera con toda su fibra, ya que la cantidad de estos polifenoles aumenta. No es una de las frutas que más éxito tiene por su cantidad de pepitas, pero si añades un puñado a la ensalada, ni lo notarás. Si te molestan mucho, hazte un batido o un zumo, pero no es la mejor opción, ya que aumenta la rapidez de absorción de los azúcares.
COCO Y DERIVADOS
El extracto de la planta de coco, rico en polifenoles, inhibió la Leishmania en un estudio en mamíferos. Además, se utiliza habitualmente en México en la medicina convencional. Podéis comer el coco directamente, solo o agregado al yogur, en forma de chips, rallado o, si no os gusta, podéis incluir en vuestra alimentación el aceite de coco, que contiene ácidos grasos de cadena media, es rico en ácido caprílico y ácido láurico, y además soporta muy bien las altas temperaturas. También hay recetas muy buenas de curry con leche de coco.
JENGIBRE
Tanto crudo (rallado o troceado en la ensalada, triturado en cremas), como en seco para hacer infusiones, o en polvo para condimentar cualquier plato de manera rápida. Se ha visto que su extracto es efectivo contra el Toxoplasma gondii y que inhibe la secreción de citoquinas inflamatorias. Incluso se ha estudiado como desinfectante y antiparasitario en aguas contaminadas. Desde que lo descubrí, no me he separado de él y lo incluyo en muchos platos. Hasta lo espolvoreo sobre la fruta junto con un poco de canela. Le da un toque picante y delicioso.
PAPAYA
El extracto de su hoja se ha utilizado con éxito en peces infestados por parásitos, reduciéndose la presencia de estos en el 90% de los casos. Las semillas de la papaya también han demostrado reducir el número de parásitos en gallinas ponedoras. Además, en un estudio en el que se dio una combinación de semillas secas de papaya y miel a niños nigerianos con parásitos en heces, también se redujo su número. La manera de consumir las semillas (sin pasarnos) sería, simplemente, secarlas al sol, molerlas y añadir una cucharadita rasa a medio vaso de agua. Se pueden comer crudas también, licuadas o en batidos. La papaya (pulpa) contiene además papaína, una enzima proteolítica, es decir, facilita la digestión de las proteínas y, por tanto, ayuda a que lleguen menos restos sin digerir al intestino y que podrían servir de alimento para parásitos y otros microorganismos.
ARÁNDANOS
Este fruto tan pequeño contiene una gran cantidad de polifenoles y se ha demostrado que su extracto soluble en agua puede matar los trofozoitos de Giardia duodenalis. También se ha observado que reduce la presencia de Trichomonas vaginalis. Para consumirlos, podemos hacernos un zumo o un batido de arándanos, o comer la fruta tal cual, con piel y bien masticada. Esta última opción, como siempre, es la mejor para aprovechar la fibra del alimento.
AJO
No podía acabar el post sin mencionar dos de los alimentos antiparasitarios más famosos: el ajo y la cebolla. El ajo tiene alicina (si no lo toleráis, existen suplementos de alicina aislada, pero no los compréis sin consultarlo con un profesional), lo cual es efectivo contra bacterias, hongos y parásitos. La mejor manera de comerlo para que tenga un efecto antiparasitario es en crudo. Está muy rico rallado en ensaladas, cremas de verduras o laminado sobre una rebanada de pan con aceite (era como me gustaba a mí cuando lo podía comer, pero recordad que si hay parásitos no debemos abusar de los carbohidratos).
CEBOLLA
La cebolla contiene flavonoides (quercetina, canferol) y compuestos azufrados que, además, son antioxidantes naturales. A estos compuestos azufrados es a los que se atribuye el efecto antiparasitario, tal como se observó en un estudio con Tripanosoma brucei y Leishmania tarentolae. La cebolla estudiada era la morada, pero si la vas a consumir cruda, cuidado, ¡puede ser muy picante!. La cebolla blanca, por norma general, pica menos, así que la puedes consumir en ensaladas, gazpacho, cremas… ¡Está rica de todas las maneras!
Y hasta aquí el post.
He preferido empezar con estos alimentos antiparasitarios y, más adelante, hacer otro post sobre especias, aceites y hierbas. Yo los he incluido todos en mi dieta y los voy alternando, excepto el ajo y la cebolla (que no los tolero por su alto contenido en FODMAP) y las semillas de la papaya, pero no descarto probar estas últimas en cuanto tenga la ocasión. Y repito que, con estos alimentos, no pretendo erradicar a mi “compañero de casa”, el Blastocystis hominis, sino ponerle un poco a dieta para ver si deja de hacer tantas fiestas. Esto es todo, queridos INTESTINERS, espero que os haya gustado la publicación y que probéis vosotros mismos si estos alimentos os ayudan o no. Gracias siempre por leerme.
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SEMILLAS DE CALABAZA
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